Impacto de los bioestimulantes en los cultivos hortícolas: entre la promesa y la realidad

Un mercado en auge con una normativa de reciente introducción
Esta charla, presentada en SIVAL 2025 por el CTIFL, puso de relieve el auge de los bioestimulantes para cultivos hortícolas. El mercado de los bioestimulantes ha experimentado un rápido crecimiento desde la década de 2010, con la entrada en vigor de la normativa europea en 2022. Esta normativa ha permitido definir mejor los bioestimulantes como sustancias o microorganismos que tienen un efecto directo en los procesos nutricionales de las plantas, independientemente de los aportes de nutrientes. Además, ahora se exigen requisitos precisos en términos de seguridad y eficacia agronómica antes de poder comercializarlos.
Los bioestimulantes se dividen en tres categorías principales: los probióticos, que contienen microorganismos vivos que estimulan el crecimiento de las plantas; los prebióticos, que promueven la actividad microbiana en el suelo; y los postbióticos, derivados del metabolismo microbiano. Sin embargo, los análisis de las soluciones disponibles en el mercado muestran una gran disparidad en cuanto a composición y eficacia, lo que pone en entredicho la fiabilidad de ciertas formulaciones.
Resultados de los ensayos y cuestiones agronómicas
Los ensayos realizados en el marco del proyecto RECCABLE se centraron en cinco cultivos representativos: tomates, pepinos, lechugas, espinacas y rábanos. El objetivo era evaluar la eficacia de los bioestimulantes bajo diferentes estreses ambientales -agua, frío y calor- y analizar sus efectos sobre el rendimiento, la calidad y la vida útil.
Los resultados mostraron que el efecto de los bioestimulantes varía en función del cultivo objetivo y del tipo de estrés encontrado. Por ejemplo, algunos productos, como el extracto fermentado de ortiga, tuvieron efectos positivos sobre la lechuga en condiciones confortables, mientras que otros, como ciertas algas, resultaron ineficaces o incluso contraproducentes. En total, de 145 combinaciones ensayadas, sólo 24 dieron resultados positivos, lo que ilustra la necesidad de un planteamiento detallado y adaptado a la especie y las condiciones ambientales.
Perspectivas y limitaciones de las aplicaciones de producción
Aunque se obtuvieron resultados alentadores en condiciones controladas, la aplicación sobre el terreno resultó más compleja. En el medio real no se observó ninguna mejora significativa de la productividad o la calidad de las hortalizas analizadas. Una de las principales lecciones que cabe extraer del estudio es que los bioestimulantes deben integrarse cuidadosamente en un itinerario técnico global, combinados con prácticas como la fertilización orgánica o el laboreo reducido.
Los ensayos en cultivos sin suelo, en particular pepinos, confirman también que en condiciones de producción optimizadas -temperatura regulada, suministro de agua controlado y sustrato inerte- el efecto de los bioestimulantes sigue siendo limitado. En cambio, el biogenerador, que se basa en la biomagnificación de microorganismos autóctonos, ha demostrado un impacto real en el desarrollo de las raíces y la salud de los cultivos, lo que sugiere una vía más prometedora que explorar.
Altavoces
Charlotte BERTHELOT - Responsable de la Unidad de Sostenibilidad de los Sistemas de Producción Vegetal - CTIFL
SYLVAIN GERARD - Asesor fitosanitario horticultor - CDDM
ARJUNA RAVINDIRANE - Asesor en protección de cultivos hortícolas de invernadero - CDDM
PIERRE PARODI - Asesor de producción de pepinos de invernadero - CDDM
Landry ROSSDEUTSCH - Director de la Unidad DSPA - CTIFL