El sistema europeo de protección de las obtenciones vegetales

Protección de las obtenciones vegetales a escala europea
La presentación de la OCVV en SIVAL 2024 permitió comprender mejor cómo funciona el sistema europeo de protección de las obtenciones vegetales. Por obtención vegetal se entiende una variedad, definida como un grupo específico de plantas dentro de un taxón determinado. Algunos ejemplos son las variedades de manzana, como Gala o Granny Smith, o las variedades de rosas y hortalizas. La creación de variedades se basa en el cruce y la selección de progenitores para obtener características mejoradas en comparación con las variedades existentes. Aunque en la actualidad estas variedades se obtienen por reproducción convencional, las nuevas técnicas genómicas que se debaten a nivel europeo podrían permitir intervenir directamente en el ADN, lo que modificaría las condiciones de comercialización de estas variedades, sobre todo en lo que respecta a la evaluación del riesgo medioambiental.
El marco legislativo se basa en el Convenio Internacional de la UPOF, firmado originalmente en 1961. Este texto internacional, adoptado por 80 países, se ha transcrito en un reglamento europeo, válido en los 27 países miembros de la Unión Europea. Este sistema permite la coexistencia de títulos nacionales y europeos, aunque no se permite la doble protección. Los obtentores de variedades pueden presentar una única solicitud en línea, que incluye la presentación, la verificación, el examen técnico y la decisión. Este título tiene una validez de 25 años para la mayoría de las especies y de 30 años para las variedades perennes como la vid, los árboles y los espárragos.
Criterios y proceso de evaluación de nuevas variedades
Para ser protegida, una variedad debe cumplir una serie de criterios: debe ser distinta (de todas las variedades existentes en el mundo), homogénea y estable. También debe ser nueva, es decir, no debe haber sido comercializada durante más de un año en la Unión Europea (o seis años fuera de la UE en determinados casos, como árboles o vides). También se exige que cada variedad tenga un nombre único y claro, distinto de los nombres existentes, sin riesgo de confusión para el consumidor. Dentro de la Unión Europea, la protección jurídica ofrecida incluye no sólo la planta y su material de cosecha, sino también derechos específicos que permiten la propagación y la experimentación con fines no comerciales.
El sistema de protección fomenta la innovación al permitir que las variedades protegidas sirvan de base para crear nuevas variedades. Este privilegio también se extiende a los agricultores en el caso de determinadas especies agrícolas, permitiéndoles conservar y volver a sembrar parte de su cosecha sin pagar derechos. Las oficinas de examen, en colaboración con organismos como el INRAE en Francia, realizan ensayos técnicos cuando se solicita la protección para evaluar estos criterios, un proceso que puede durar de 1 a 5 años según la especie de que se trate. La gestión de las colecciones de referencia, que comprenden miles de variedades en todo el mundo, es un pilar esencial en esta evaluación.
Repercusiones socioeconómicas del sistema de protección de las obtenciones vegetales y retos futuros
Un estudio socioeconómico realizado en 2022 reveló que el sistema de protección de las obtenciones vegetales ha contribuido a alimentar a 57 millones de personas más en todo el mundo gracias a las variedades mejoradas. Las innovaciones varietales han aumentado el rendimiento de los cultivos, han generado un valor económico estimado en 13 000 millones de euros y han impulsado el empleo en el sector agrícola. También se están logrando avances medioambientales gracias a variedades que reducen el consumo de agua, las emisiones de gases de efecto invernadero y los efectos negativos de las prácticas agrícolas convencionales. En SIVAL también se hizo hincapié en los objetivos medioambientales conseguidos gracias a variedades que consumen menos insumos.
Desde el punto de vista financiero, la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (OCVV), con sede en Angers, financia su funcionamiento únicamente con las tasas vinculadas a las solicitudes y al mantenimiento de los títulos de protección. Con más de 80.000 solicitudes tramitadas desde su creación en 1995, esta institución gestiona actualmente unos 31.000 títulos en vigor. Los obtentores proceden principalmente de los Países Bajos, Francia y Alemania. Las rosas, los crisantemos, las lechugas y los tomates dominan las solicitudes por sectores.
En conclusión, aunque este sistema ha permitido realizar avances significativos, aún quedan algunos retos pendientes, como la legislación sobre nuevas técnicas genómicas y la interacción entre la protección de las obtenciones vegetales y otros sistemas de propiedad intelectual, como las patentes y las marcas.