Perspectivas cruzadas: producir lúpulo en el Gran Oeste

Los retos de la producción de lúpulo en Francia presentados en SIVAL
Georges COULON y Guillaume SALAUN, ambos productores de lúpulo, expusieron en SIVAL 2024 los retos y las perspectivas del cultivo del lúpulo en Francia. En la actualidad, el lúpulo ocupa en Francia una superficie de unas 700 hectáreas, repartidas entre 175 cultivadores, e incluye 68 variedades con una producción total de 900 toneladas. Sin embargo, esta producción sigue siendo modesta y sólo representa el 1% de la producción mundial de lúpulo, dominada por países como Alemania y Estados Unidos, con 20.000 y 24.000 hectáreas cultivadas respectivamente. Desde el punto de vista ecológico, este segmento crece lentamente, con 200 hectáreas de cultivo ecológico, que producen 200 toneladas.
La creación de una explotación de lúpulo requiere una inversión considerable. En Bretaña, por ejemplo, los costes estimados oscilan entre 60.000 y 80.000 euros por hectárea, mientras que en la región de Pays de la Loire la cifra asciende a 100.000 euros, incluyendo estructuras, edificios y equipos. También hay que tener en cuenta que este cultivo alcanza su rendimiento óptimo a partir del tercer año y está destinado a ser cultivado durante unos 20 años. La agrupación de esfuerzos entre productores desempeña un papel fundamental. En Bretaña, los productores se agrupan bajo marcas como "Bretagne Houblon", produciendo de 15 a 20 toneladas al año en 12 hectáreas. En otras regiones, como Pays de la Loire e Île-de-France, agrupaciones como GI2R (Houblons de l'Ouest) fomentan el intercambio de recursos y conocimientos. No obstante, un gran número de productores siguen siendo independientes a la hora de comercializar.
Los retos del mercado ecológico y las salidas para el lúpulo
Los debates de SIVAL pusieron de manifiesto los crecientes retos a los que se enfrentan los productores de lúpulo ecológico en Francia. Las cervecerías francesas, aunque numerosas, se ven atraídas sobre todo por lúpulos extranjeros de aromas reconocidos, como los de Estados Unidos o Nueva Zelanda. Esto dificulta la comercialización de las variedades francesas, a pesar de su reconocida calidad. Hasta la fecha, sólo un 30% de la producción bretona se consume localmente, e incluso con ofertas atractivas, quedan grandes existencias sin vender, lo que supone importantes pérdidas económicas estimadas en 100.000-150.000 euros para algunos productores.
A nivel estructural, el mercado también está saturado debido al aumento progresivo de los volúmenes a raíz de las nuevas instalaciones. Esto está teniendo un impacto negativo en la industria, especialmente porque las microcervecerías, que son las principales consumidoras de lúpulo local, también están sometidas a fuertes presiones económicas, como la inflación y las fluctuaciones estacionales del consumo. La exportación puede ser una solución viable, como ilustra la experiencia de un productor bretón que encontró en Letonia su mayor salida comercial. Sin embargo, la deslocalización de las compras de lúpulo por parte de las grandes cervecerías francesas sigue siendo prioritaria, según los interesados. Estas cervecerías siguen favoreciendo con demasiada frecuencia las importaciones, a pesar de la calidad igual o superior y los precios competitivos de la producción francesa.
Condiciones agronómicas y control de enfermedades
Los dos productores presentes en el SIVAL hablaron también de los requisitos agronómicos del lúpulo y de su vulnerabilidad a las enfermedades. La elección de parcelas bien expuestas, con buen drenaje y bajo contenido en arcilla es crucial para que este cultivo perenne prospere. La disponibilidad de agua también es vital, ya que cada planta necesita entre 10 y 12 litros de agua al día entre mayo y julio. Hay que evitar a toda costa los suelos hidromorfos o mal drenados en invierno, ya que de lo contrario los sistemas radiculares profundos de la planta se verán comprometidos.
Desde el punto de vista sanitario, el lúpulo es especialmente sensible al mildiu, un problema importante que requiere una gestión rigurosa. En agricultura ecológica, las herramientas disponibles para combatir esta enfermedad se limitan esencialmente al cobre, cuyo uso está estrictamente limitado a un máximo de 4 kg por hectárea o 28 kg en siete años. Actualmente se están probando soluciones alternativas, como polvos de roca y aceites esenciales, para reducir el impacto del mildiu. Además, la elección de las variedades es un factor clave para prevenir otras enfermedades comunes como el pulgón y el oídio.